Ganadería

La ganadería extensiva, una opción mas ecológica y más saludable

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Nuestras carnes son de ganaderia extensiva, pero ¿que significa eso?
Originarios del Pirineo, abrimos ya nuestra puertas hace 6 años como espacio dedicado a pequeños productores de sus valles y montañas que se dedicasen a una ganadería extensiva y de pasto. ¿Pero qué significa eso?

Antes que nada, veamos una definición oficial:
La ganadería extensiva es el conjunto de sistemas de producción ganadera que aprovechan eficientemente los recursos del territorio con las especies y razas adecuadas, compatibilizando la producción con la sostenibilidad y generando servicios ambientales y sociales. Contempla aspectos clave como la utilización de razas autóctonas, la movilidad del ganado, el bienestar animal o el manejo ajustado a la disponibilidad espacial y temporal de los recursos disponibles en cada zona.

Ganaderia Extensiva
Ganaderia Extensiva
Ganaderia Intensiva
Ganaderia Intensiva
¿Pero en qué se traduce realmente todo ello? Que el manejo se ajusta a los recursos disponibles de cada zona significa que el sistema de producción se adapta al territorio y por ello será ligeramente diferente en, por ejemplo, zonas de montaña como los Pirineos, o en planicies como las dehesas del sud de España. Aunque la alimentación especifica dependerá de la geografía, en ganadería extensiva el animal se alimenta en buena parte de pastos en tierras idealmente no aptas para la agricultura. Esta dieta se puede suplementar con forrajes y pienso cultivados en campos propios o cercanos.

 

Se dice que se trata de una ganadería sostenible porque no solo genera productos de más sabor y con una proporción de grasas saturadas/insaturadas más saludable, sino que además bien hecha ayuda a controlar incendios forestales, regula ciclos de agua y calidad del suelo, y mantiene la biodiversidad, tanto biológica como cultural, de territorio. Adicionalmente, reduce el consumo de energía, agua, y producción de gases invernadero que se derivan, entre otros, de la producción de pienso habitual en la ganadería intensiva.

La utilización de razas autóctonas es habitual, porque se trata de animales por definición más resilientes y adaptados a un manejo extensivo en territorios y condiciones específicos. Es decir, aprovechan mejor los recursos naturales con un coste de producción menor, y en general tienen menos necesidad de medicamentos y otros tratamientos. Además, representan una fuente de variabilidad genética que puede volverse crucial en contextos al alza como el cambio climático o las enfermedades resistentes a antibióticos. Variabilidad en riesgo, pues de las 165 razas ganaderas autóctonas españolas, actualmente 139 se encuentran en peligro de extinción.

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